DISCO: Sereno (2001)
COMPOSICIÓN: Miguel Bosé, Lanfranco Ferrario y Massimo Grilli
No estoy en contra de la producción de Miguel Bosé de los años 90 para acá, de hecho, allí están "Si tú no vuelves", "Sol forastero" y "Nada particular" (de Bajo el signo de Caín), "Agua clara" y "La auto-radio canta" (de Laberinto) y "Sereno", "Mirarte" y "Morena mía" (de Sereno). Sin embargo, me siento más cercano de la etapa pop de Bosé de los 80: el disco Salamandra (1986) es su obra maestra. No tiene desperdicio, todo allí es bueno, hasta una orgásmica y desmesurada canción en inglés sumamente ochentoide ("You live in me"). "Gulliver", una canción que se grabó 15 años después de Salamandra, me parece una gran sobreviviente de aquel espíritu del Bosé de los ochenta, más pop y menos experimental-new age. El prototipo del gran himno pop pegajoso, melódico y que puedes cantar de memoria y una otra vez, sobre todo ese coro con adjetivos y participios que suena tan sexualmente ambiguo y frágil, como en aquella "Amante bandido": "Tan fuerte y tan desesperado / Tan grande, solitario y vencido / Inútil, pequeño, perdido". ¿Qué es el fondo la metáfora de Gulliver? El ser gigante y pequeño al mismo tiempo. El todopoderoso desamparado. Todo eso está en la canción de Bosé. "Todo lo que muere, para siempre muerto está".
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